El patrimonio cultural popular es social y dinámico. Es social porque combina acciones personales conscientes sobre la realidad que se expresan en bienes patrimoniales tangibles, junto con acciones impersonales e inconscientes de legitimación colectiva que crean bienes patrimoniales intangibles, en un permanente movimiento simbólico, esto es la capacidad para representar en signos una identidad que conecta ideas, valores e intereses.